Ya habíamos hablado sobre las dificultades de aprender a moverse, manejar armas, mirar alrededor y coordinarse con otros en el set en el comentario detrás de escena sobre cómo convertirse en un agente SWAT para televisión. Lo había definido como un baile: una coreografía perfecta en la que hay que sincronizar tiempos y movimientos, de lo contrario hay que empezar de nuevo. Una y otra vez.
Ahora con este nuevo especial en #APLASTAR - transmitido todos los miércoles por FOX - el protagonista Shemar Moore vuelve a contarnos lo difícil que fue aprender no solo a familiarizarse con las armas -algo que el trabajo en Criminal Minds le había ayudado mucho a hacer- sino sobre todo a familiarizarse con todo el resto del equipo.
Gracias a un entrenamiento muy riguroso y a los instructores, un verdadero agente SWAT de LA y un Navy Seal, ahora Shemar Moore y sus compañeros de reparto saben cómo funciona cada elemento del equipo SWAT.
Tácticas, armas, negociación, razonamiento: los actores deben aprender a lidiar con todo esto siendo creíbles en sus roles.
Pensando constantemente en el tema de la seguridad y siguiendo estrictamente lo aprendido durante el entrenamiento.
El respeto, nos dice Shemar Moore, por el uniforme que usan y lo que representa también es clave para hacer las cosas bien.

El trabajo detrás de la creación de cada escena de acción, con la que se rellena cada episodio, es realmente enorme.
Se necesita tiempo, esfuerzo, concentración y, por supuesto, dinero.
Una gran inversión que derivó en la creación de una serie querida por el público, también gracias al talento de Shawn Ryan (excreador de The Shield) y de los intérpretes.
Shemar Moore nos dice que pudo mostrarle a la audiencia otro lado de sí mismo y que está muy orgulloso de ello. A pesar del gran compromiso que requiere.
Los paralelismos entre un equipo SWAT real y la necesidad de coordinación en el set llevan a pensar siempre en términos de trabajo en equipo. Juntos se obtiene el máximo resultado, siempre que alguien no esté afinado y se pierda la verosimilitud, imprescindible para la realización de cada escena en la que los hombres y mujeres del grupo marcan la diferencia. Uno al lado del otro.